La semana pasada conocí al maestro Kinya Matsumoto en Murcia. En realidad, le conocí el año pasado, con ocasión de su conferencia sobre Haiku. La conexión con el maestro es inevitable desde el primer momento y su energía, Ki, se transmite por sí, se comunica, se traslada como el silencio de una trinchera.
No en vano, el maestro, además de Haiku, practica y enseña Kikô (manejo de la energía) y Shodô (caligrafía), dejando unas sensaciones inefables en todos. Nadie más escéptico que yo, sin embargo...
Después de comer y al final de la jornada, el maestro se interesó amablemente por alguno de mis Haiku y me invitó sonriente a escribir juntos, lo que transcribiré con su permiso en próximas entradas.